Faltaban cuarenta, cuarenta días y cuarenta noches, cuarenta días de espera, de preparación, de nervios, de prisas, pero sobre todo, cuarenta días de amor, cuarenta días para que el gesto supremo de amor se mostrase por primera vez en Dos Hermanas.
Un veinticinco de febrero de hace dieciocho años, nacía en nuestra ciudad una nueva Hermandad Sacramental y de Penitencia. Tras varios años como agrupación parroquial, en este señalado día en el calendario litúrgico, el Arzobispo de Sevilla, por aquel entonces, el Emmo. y Rvdmo. Sr. Cardenal D. Carlos Amigo Vallejo, rubricaba el Decreto por el cual erigía nuestra Hermandad.
Aquel año, nuestra Hermandad fue partícipe de uno de los momentos más álgidos de la Semana de Pasión. El Jueves Santo, 9 de abril, a las seis de la tarde se abrían por primera vez las puertas de nuestra Casa de Hermandad, bajo el dintel asomaba la Cruz de Guía, cedida por nuestra querida Hermandad Madrina de la Oración en el Huerto. Tras ella, un reguero de nazarenos de capa marfil y antifaz burdeos llenaban La Hacendita.
Y llegó Él. El Pan de Vida. Quién nos enseñó que cuando nos abofetearan la mejilla diestra, le volvamos también la otra, quien nos enseñó a tener una esperanza viva. Sólo podemos darte gracias Padre, gracias por mantener encendida la llama de nuestra Hermandad, por poner a tanta buena gente en nuestro camino. Gracias por después de dieciocho años, poder seguir hablando de Hermandad.
